Estos últimos acontecimientos en
Londres donde lo que algunos llaman “lobos solitarios” atacaron su propia
ciudad, su propio país despertaron en mi algunas preguntas, preguntas que tal
vez no tengan respuestas pero preguntas al fin.
¿Que motiva a un ciudadano a
atacar a sus propios compatriotas? Todos sabemos que como política de cada país
está esto de generar un sentimiento nacional, es decir, ¿cómo llega uno a
sentirse parte de un país? ¿Cómo llega uno a defender a su país por sobre otros
países ya sea por la razón o por la fuerza? Bueno, estas preguntas son
respondidas muy fácilmente, nos impregnan de orgullo nacional desde muy
temprana edad haciéndonos cantar el himno, festejando días patrios,
reproduciendo fechas importantes en la vida política y social del país que
habitamos, lo hacen a través de deportes, futbol, básquet, rugby, lo hacen a través
de la música, del idioma tan particular de cada país, lo hacen haciéndonos sentir
parte de un proyecto aunque no lo seamos, y, si todo falla, siempre nos queda
el recurso de la guerra, donde todos y cada uno somos parte de un bien mayor
que es el de defender a la patria de los extranjeros.
¿Y que es lo que falla cuando un
propio ciudadano nos ataca y pone por delante a otra nación? Bueno, la realidad
es que no lo sé con certeza, sin embargo puedo arriesgar que algo de lo antes
mencionado fallo, o simplemente que esos métodos de generar un sentimiento
nacional ya no funcionan en este mundo moderno de híper conexión donde prácticamente
todo vale nada y todo es muy efímero, donde es más importante tener “likes” que
tener amigos, donde es más importante ser famoso por un meme que ser famoso por
desarrollar una capacidad que tengamos, donde es más valorado el ser virtual
que el ser real.
Hoy por hoy las naciones se
enfrentan a un desafío nunca visto antes, fidelizar a sus propios ciudadanos, ¿cómo
hacerlo? No lo sé tampoco, son muchas preguntas es verdad, pero alguien deberá responderlas
ya que durante las últimas décadas nos hicieron creer a todos los habitantes
que estábamos por nuestra cuenta, que estábamos solos en esta batalla por la
supervivencia donde se produce más comida para alimentar a animales que a seres
humanos, donde la población vacuna y porcina mundial está mejor alimentada que
la población completa de seres humanos. Las naciones del mundo se enfrentan a
gigantes tecnológicos que no están dispuestos a ceder ni un centímetro de sus márgenes
de ganancias, gigantes tecnológicos a los que no les importan las naciones, o
los ciudadanos, solo le importan los clientes, hoy por hoy las personas son más
fieles a Apple que a su propio país, son más fieles a su teléfono que a ninguna
otra cosa, tal vez, sean más fieles a sus dispositivos que a su propia familia.
Se han perdido los valores por
completo, o más bien, han sido reemplazados para dar paso a una sociedad de
consumo que no piensa, que no razona, que sigue la manada y que, en mi opinión,
va directo al matadero donde algunos pocos nos consumen a nosotros y todos
nuestros recursos.
Martin Parodi.
No se rindan.