Últimamente
he comenzado a irritarme demasiado con la gente que utiliza este tipo de
equipos, también con los que utilizan los teléfonos convencionales, bueno, no
con todos, mejor paso a describir un poco.
He cumplido
mis primeros 32 años y tal vez este viejo, o tal vez no este hecho un salame :P
Observe
muchas reuniones, citas de amantes, salida de amigos en la que absolutamente
todos están sacando fotos a lo que hacen, en la oscuridad sus caras quedan
iluminadas por la luz de sus teléfonos, nadie comparte nada nada con nadie sino
es a través de facebook, twitter, google, etc.
Sinceramente
lo que veo es que nadie comparte nada en la realidad, sacan fotos de la comida
para compartir con sus “amigos” (para mi contactos) y solo la comen ellos,
sacan fotos de sus vacaciones para compartir con sus contactos, pero solo la
disfrutan ellos.
Veo que los
más jóvenes, no todos, no son capaces de establecer una conversación real sino
lo hacen como si fuera un chat.
Si de algún
modo yo intuyera que esto se trata de una evolución lo aceptaría, pero me
parece que es una completa involución, algo que no nos conduce a ningún lado,
la gente por la calle ya ni siquiera mira el piso, miran sus teléfonos. En el
transporte publico todos están jugando con sus teléfonos, en los aviones las
azafatas deben verificar que esos equipos estén apagados, en el cine solicitan
que los apaguen y sin embargo cada tanto suenan, ni siquiera los apagan, los
ponen en mudo.
Veo que la
gente esta disfrutando las cosas y al mismo tiempo las esta comentando con
alguien que no esta, perdiendo la oportunidad de disfrutarlo con la gente que
si esta ahí, nadie mira alrededor, nadie mira lo que ocurre a pocos metros, la mayoría
de la gente solo puede ver a unos pocos centímetros, la distancia entre su cara
y el teléfono.
Tengo
montones y montones de ejemplos para afirmar que la gente no disfruta de las
cosas sino puede compartirlas en la red, sino puedo retratarlas en fotos
virtuales, sino puede demostrar que estuvo ahí.
En este
simple acto me declaro independiente del teléfono, no me busquen
insistentemente, no tengo que estar al servicio del teléfono, cuando pueda
respondo, no esperen que comparta compulsivamente lo que estoy haciendo, con
quien estoy, donde estoy, etc.
En este
simple acto paso de la virtualidad a la realidad, voy a vivir mi realidad a través
de mis sentidos y no de mi teléfono.
Buena
suerte, espero que algunos se sumen a mi cruzada.
Quiero ver
la cara de la gente, no la foto, quiero escuchar a la gente, no leerla, quiero
compartir con la gente, no con face, quiero debatir de verdad no “comentar”
quiero que las cosas me gusten en serio.
Martín
Parodi